El Real Madrid ganó la Supercopa de España con una victoria por 4-1 sobre su rival FC Barcelona el domingo por la noche. Los jugadores fueron festejados con gritos de Olé y una gran ovación del público. ¿Todos los jugadores? No. El director Toni Kroos recibía un coro de pitos cada vez que tocaba el balón. Desde el primer disparo durante el calentamiento. Hasta que fue sustituido diez minutos antes del final.

La cacofonía se explica por el hecho de que la Supercopa tuvo lugar en Arabia Saudí, donde la asociación española la vende desde hace cuatro años por 40 millones de euros por edición. Por un lado, la gente del Golfo está loca por el fútbol y por las grandes marcas de fútbol como el Real Madrid. Por otro lado, también están «muy orgullosos de su cultura y de su país», como declaró al periódico español «Marca» el portavoz de un club de aficionados del Real Saudí: «La gente piensa que Kroos insultó a su país».

“Un muy mal modelo a seguir para muchos jugadores jóvenes”

El ex jugador de la selección alemana ya había criticado en varias ocasiones la ofensiva deportiva saudí. Llamó a Gabri Veiga, de 21 años, un talento excepcional, que sucumbió a la tentación de los petrodólares al principio de su carrera como «vergonzoso» y «un modelo increíblemente malo para muchos jugadores jóvenes». Para él, esto no sería una opción debido a la situación de los derechos humanos en la estricta dictadura, afirmó Kroos.

En la semifinal contra el Atlético de Madrid, ni siquiera un espectacular 5-3 pudo calmar el ánimo anti-Kroos. El silbato incluso sonó durante el minuto de silencio por Franz Beckenbauer, pero resultó que no tenía nada que ver con el «Kaiser». Esta reacción fue una señal de rechazo a un ritual desconocido en la cultura nacional.

Ya no hubo un minuto de silencio antes de la final, pero los pitos contra Kroos aumentaron aún más cuando aparentemente el ambiente se volvió a calentar en las redes sociales. “Esto no lo podemos controlar”, afirmó el representante de la peña, aunque el comentarista del estadio pidió a los espectadores animar a Kroos y “no mezclar fútbol y política”.

Cualquiera que quiera ver las cosas de forma positiva puede ver los abucheos como una forma de libertad de expresión que, por lo demás, no ocupa un lugar destacado en la agenda del país. Sin embargo, el público saudita está ganando confianza en él hasta el punto de que ya no sólo idolatra a las estrellas extranjeras, sino que las juzga. El asunto Kroos también expone las teorías de apaciguamiento de los especialistas en marketing deportivo de que el asunto saudita involucra empresas conjuntas puramente comerciales, ventas de camisetas, contratos televisivos y comisiones fáciles de ganar.

En realidad, no sólo vamos a los mercados, sino también a sociedades que no necesariamente cambian de actitud ante esta importante visita, sino que más bien parecen sentirse fortalecidas por ella. Y en realidad, el anfitrión esperado de la Copa del Mundo de 2034 es, por supuesto, un anfitrión altamente político.

Los finalistas turcos se marcharon y fueron recibidos en casa como héroes.

Quien ordena a Arabia Saudita, recibe a Arabia Saudita: dos días antes de Nochevieja, la Federación Turca de Fútbol también quiso celebrar su Supercopa en Riad para hacer buenos negocios. El plan terminó en desastre. Con motivo del centenario de la Turquía secular, los equipos participantes de Estambul, Galatasaray y Fenerbahçe, quisieron calentar con camisetas con el retrato del fundador del Estado, Kemal Atatürk.

Las autoridades del régimen clerical saudita prohibieron la acción así como otros homenajes a Atatürk en las gradas. Poco antes del inicio, ambos equipos finalmente se negaron a jugar. Fueron recibidos en casa como héroes.

A partir del jueves, Inter, Nápoles, Fiorentina y Lazio participarán en la Supercopa de Italia en Riad. “¿Todo esto por unos pocos millones más?”, preguntó retóricamente el presidente de Nápoles, Aurelio De Laurentiis, denunciando en particular el nivel de derechos de las mujeres y de los trabajadores en el país. Pero estas voces siguen siendo la excepción. Toni Kroos ni siquiera recibió ningún estímulo por parte de su club durante sus días en Riad. El alemán, conocido por su calma, podría vivir con ello. «¡Qué gracioso! Gran público», bromeó tras la semifinal, donde también tuvo una excelente actuación en la final.