El miércoles (1 de febrero) se celebró en Rabat una cumbre destinada a normalizar las relaciones bilaterales entre España y Marruecos. Entre otras cosas en la agenda: la gestión de los flujos migratorios.

El presidente del Gobierno socialdemócrata español, Pedro Sánchez, y varios ministros clave del gobierno de izquierda llegaron el miércoles por la tarde a Rabat para la esperada reunión de alto nivel con Marruecos.

La cumbre se produce en medio de un aumento de las tensiones entre Marruecos y la UE después de que el Parlamento Europeo emitiera una resolución reciente instando al país del Magreb a respetar la libertad de expresión.

También se sospecha que Marruecos está involucrado en el escándalo de corrupción de Qatar que rodea al Parlamento Europeo.

Sánchez, cuyos compañeros del Partido Socialdemócrata en el Parlamento Europeo votaron en contra de la resolución, quiere aliviar las tensiones bilaterales y fortalecer los lazos con el vecino del sur.

Esto se debe principalmente a razones estratégicas: uno de los «temas candentes» entre Madrid y Rabat es la cuestión de los flujos migratorios en la frontera hispano-marroquí.

El presidente del Gobierno español viajó a la capital marroquí acompañado de 12 de sus 22 ministros, pero ningún representante de la coalición de izquierdas Unidas-Podemos (GUE-NGL) entre ellos. El partido rechaza el rumbo de Sánchez sobre cómo tratar con Marruecos.

Los ministros españoles mantendrán este jueves reuniones bilaterales con sus homólogos marroquíes en sus respectivos ministerios y firmarán a continuación una veintena de acuerdos en sesión plenaria en el Ministerio de Asuntos Exteriores marroquí.

Sánchez se reunirá con su homólogo marroquí, Aziz Ajanuch, y tiene previsto reunirse con el rey de Marruecos, Mohamed VI.

Esta es la duodécima cumbre bilateral desde 1993, cuando España y Marruecos implementaron el tratado de amistad, que prevé una reunión bilateral anual. La última vez que se llevó a cabo una cumbre de este tipo fue en 2015.

Marruecos canceló dos reuniones de alto nivel programadas para 2020 y 2021, que, envalentonado por el respaldo de Estados Unidos, está aplicando políticas más agresivas en el conflicto del Sáhara Occidental.