Después de las elecciones anticipadas en España, existe el riesgo de un estancamiento político en Madrid. Como ya predecían las encuestas, el conservador Partido Popular PP, con su principal candidato Alberto Núñez Feijóo, se convirtió en la fuerza más importante. Pero se perdió la mayoría absoluta. Una coalición con el partido populista de derecha Vox no permitirá a los conservadores obtener los 175 escaños necesarios.

El exlíder del gobierno socialista Sánchez y sus aliados en la alianza electoral de izquierda Sumar obtuvieron un total de 153 escaños. Paradójicamente, Sánchez salió fortalecido de estas elecciones: su partido, el PSOE, obtuvo dos escaños.

En el campo de izquierda, tendría una mayoría matemática con la ayuda de varios partidos más pequeños, pero en realidad es muy poco probable que su gobierno de coalición sea renovado.

Se espera que Sánchez reúna a muchos pequeños partidos regionales detrás de él para formar una coalición de gobierno. Por eso muchos hablan con desdén de un “gobierno Frankenstein”.

¿Un líder separatista como hacedor de reyes?

Irónicamente, el destino de Sánchez podría estar en manos de Junts, el partido independentista catalán del ex líder regional Carles Puigdemont. Sin embargo, anteriormente dijeron que no lo apoyarían.

Puigdemont vive exiliado en Bélgica. El contexto es el referéndum de independencia y la posterior decisión de Puigdemont de separarse de España en el otoño de 2017.

Junts podría posibilitar la formación de un nuevo gobierno de Sánchez con la abstención de sus siete diputados.

¿Sería esto posible? Con su política de apaciguamiento, Sánchez logró calmar el conflicto catalán. Sobre todo, trabajó relativamente estrechamente con el partido separatista de izquierda ERC, hizo muchos amigos en la región y logró buenos resultados con sus socialistas el domingo.

Puigdemont había rechazado el apoyo del PP y del PSOE. Pero la líder de Junts, Miriam Nogueras, dejó una brecha abierta la noche electoral. El apoyo no será gratuito, afirmó.

Si Sánchez y Feijóo no logran formar gobierno, nuevas elecciones serán para muchos observadores la única salida a este estancamiento.