El Partido Popular (PP) obtuvo una victoria contundente, obteniendo la mayoría absoluta en las Comunidades Autónomas de La Rioja y Madrid y pudiendo gobernar en otras seis Comunidades Autónomas con el apoyo de VOX: Valencia, Baleares, Murcia, Aragón, Extremadura y Cantabria. Lo mismo ocurre con las capitales de provincia: el PP obtuvo la mayoría absoluta en 12 de ellas, como Madrid, Granada, Málaga y Santander, y puede gobernar en otras 18 capitales de provincia en coalición con VOX.
Las elecciones suponen un espaldarazo para el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, pero también para la presidenta del Partido Popular de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. El Partido Popular obtuvo 7 millones de votos, casi dos millones más que en 2019. “Hemos dado el primer paso hacia un nuevo ciclo político”, dijo Núñez Feijóo. Un cambio de ciclo que parece avecinarse dada la reacción del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
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Los socialistas, con algo más de 6 millones de votos, perdieron solo 430.000 votos respecto a las elecciones de 2019, pero la suma de PP y VOX volvió a ser suficiente para acabar con la hegemonía de la izquierda. Los socialistas ocuparon por un estrecho margen la Comunidad de Castilla-La Mancha y pudieron gobernar en coalición en Asturias y Navarra. En primer lugar, la portavoz del PSOE y ministra de Educación, Pilar Alegría, destacó que para ganar «confianza» en las elecciones generales habría que reflexionar y «hacer un esfuerzo» de cara a los próximos meses; la sorpresa, sin embargo, llegó al día siguiente con la comparecencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Aparentemente para evitar que el PSOE se debilitara aún más en las elecciones generales previstas para finales de este año, el presidente anunció que las elecciones se adelantarían al 23 de julio. Sánchez puede estar asustado, pero con esta maniobra inesperada silencia cualquier reacción interna a su dirección y deja derrotados a Podemos y al resto de partidos de izquierda, sus aliados, permitiendo que los socialistas se presenten como una «voz útil» a estos partidos. . los votantes pueden.
Podemos sufrió una derrota total. El partido que vino a «tomar el cielo» está más que seguro a punto de desaparecer y ha perdido su representación en tres comunidades autónomas, Madrid, Valencia y Las Palmas. Además, ya no tiene representación en cinco de las seis Comunidades Autónomas en las que tenía representación, y en toda España ha pasado de 47 a 15 escaños autonómicos. Lo mismo sucedió en muchas ciudades donde las listas de Podemos desaparecieron del mapa. “La derecha y la extrema derecha son hoy más poderosas que nunca. Ponemos toda nuestra ilusión y coraje en ello, pero nuestros resultados son mediocres. Ahora es el momento de ponerse manos a la obra», escribió en Twitter la secretaria general del partido, Ione Belarra.
Podemos aún no ha aceptado la sanción en las elecciones o no quiere aceptarla. Es consecuencia de su radicalismo y de su total alienación frente al pueblo que dice defender. El inicio de su campaña fue un espectáculo desalentador de personas transgénero y no binarias, que todo el mundo sabe que es una gran preocupación para los trabajadores en un país que atraviesa una grave crisis económica. La disidente de Podemos Sumar no se presentó a las elecciones, pero sí lo hicieron algunos de los partidos con los que la actual vicepresidenta Yolanda Díaz quiere formar coalición.
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Su principal aliada, Ada Colau, acabó tercera en Barcelona y perdió la alcaldía; Compromís también perdió el ayuntamiento de Valencia y el gobierno regional; Más Madrid, que se separó de Podemos hace años, ha perdido votos y no puede competir con el Partido Popular. En esta lamentable situación, Podemos y Sumar tienen solo diez días para decidir unir fuerzas en las elecciones legislativas.
De los aliados de Sánchez, sólo les fue bien a los separatistas de EH Bildu. A pesar del escándalo por la inscripción de terroristas de ETA en sus padrones electorales, EH Bildu obtuvo 50.000 votos adicionales en las elecciones municipales de 2019, superando a los nacionalistas vascos (PNV) en Vitoria. Aunque el PNV sigue siendo la primera fuerza política por número de votos, la izquierda separatista cuenta con 1.051 concejales, frente a los 979 del PNV. VOX pidió sin éxito que se prohibiera el partido: heredó el legado de otras organizaciones prohibidas por su vinculación con el terrorismo de ETA. Hoy es un must en el País Vasco, con todo lo que eso puede suponer.
Otro partido que desapareció en estas elecciones es Ciudadanos. Un partido de centro-liberal que quería imitar al partido de Emmanuel Macron en Francia. Tras reconciliarse con los socialistas y los grandes partidos en varios gobiernos, Ciudadanos perdió toda representación y las próximas elecciones legislativas supondrán el fin definitivo del partido del “centro”.
El otro gran triunfador de estas elecciones es VOX. El partido de Santiago Abascal es la clave del cambio. Las elecciones confirmaron a VOX como tercera fuerza política en España. VOX pasó de 547 diputados en 2019 a 1695 y va en todos los parlamentos autonómicos, de 47 a 119 diputados autonómicos. A excepción de la Comunidad de Madrid, donde VOX perdió tres diputados autonómicos, los buenos resultados del PP no han mermado la fuerza de VOX, demostrando que sus votos no son “votos prestados”.
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Destacable es el resultado de VOX en Cataluña, donde, a pesar de los violentos ataques a sus miembros, VOX consiguió implantarse en las cuatro capitales de provincia: Barcelona, Tarragona, Lérida y Girona, y pasó de tres a más de 120 diputados. en toda la Comunidad Autónoma. Según VOX, la victoria electoral es la única buena noticia en los cuatro años que gobernó Pedro Sánchez.
VOX ya se ha acercado al Partido Popular para replicar el modelo castellanoleonés en las comunidades autónomas donde ambos partidos se necesitan para gobernar. La pregunta es qué posición tomará el PP. Así, la candidata extremeña, María Guardiola, pidió a socialistas y comunistas que se abstuvieran para ser elegida, pero lo cierto es que si quiere tener un Gobierno estable necesita a VOX.
Unas elecciones anticipadas podrían retrasar la formación de los gobiernos regionales y, por tanto, no eliminar la incertidumbre sobre un futuro gobierno nacional, que estará formado por VOX y el Partido Popular. Un gobierno que, como dice Santiago Abascal, apuntaría a derrocar a Pedro Sánchez para revertir todas sus acciones. Este es el deseo de la mayoría que votó por un cambio.
Este artículo se publicó por primera vez en inglés. delibeRatio. Gracias por tomar el control.
Álvaro Peñas es el editor en español de deliberatio.eu y colaborador de Disidentia, The European Conservative, The American y otros medios europeos. Es analista internacional con foco en Europa del Este para el canal de televisión 7NN. Autor publicado por la SND.
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