Valentina escapó de Kyiv en España. Pero ella había esperado más.
Cayó por la red social, se queja: «Vivimos una semana en un hotel de Pozuelo en la Comunidad de Madrid, luego nos teníamos que ir a otro sitio, pero no sabíamos adónde. Los niños y las maletas… No sabíamos a quién pedir ayuda, a quién acudir».
Varias organizaciones los enviaron a albergues en las provincias de Ourense y Vitoria, pero cuando llegaron no había lugar. Regresaron a Madrid y tuvieron que pasar la noche en la calle.
Valentyna dice: «Para ser honesta, es tan peligroso en España como lo es en Ucrania cuando vives como lo hacemos ahora. Incluso pensamos en volver a Ucrania. Estábamos esperando ayuda, pero terminamos en la calle en otro país extranjero, sin dinero, sin comida, sin techo sobre nuestras cabezas, es muy peligroso, tenemos dos niños pequeños.
La Fundación Madrina finalmente encontró un lugar para esta familia. Aquí también vienen españoles que han acogido refugiados:
Un español dice: «Una familia ha estado con nosotros durante tres meses. Las facturas de electricidad y agua han subido mucho. Ya no podemos cuidar de la familia».
Alrededor de 125.000 refugiados ucranianos han llegado a España desde el inicio de la guerra. El Gobierno acaba de anunciar una ayuda de 400 euros a partir de julio para quienes hayan quedado excluidos del sistema público de admisión por no haber superado una de las fases.
Pero la fundación cree que dos acciones clave pueden ayudar.
Conrado Gimenez de la Fundación Madrina dice: “Hay que favorecer la integración inmediata de estos trabajadores con el reconocimiento inmediato de sus cualificaciones y, por otro lado, favorecer a las empresas que los contraten con desgravaciones fiscales”.
El Ministerio de Integración, Seguridad Social e Migraciones de España niega que haya familias ucranianas que tengan que vivir en la calle.
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