Una de las razones es la sequía., de la que sufre no sólo Andalucía, sino casi toda España. Los científicos han advertido durante mucho tiempo que el cambio climático está haciendo que estos fenómenos meteorológicos extremos sean más probables. “Ahora tenemos una situación con agua en el manantial que, de lo contrario, solo se encuentra a mediados del verano. Y luego será horrible”, teme Nacho.
El enorme consumo de agua para el cultivo de fresas, arándanos y frambuesas en los alrededores del paraíso natural ha empeorado catastróficamente la situación. El 80 por ciento de la fruta se exporta, incluso a Alemania. Para las plantaciones de frutos del bosque se necesitan unos 4.500 metros cúbicos de agua por hectárea y año, explica Manuel Delgado, portavoz de la Asociación de Agricultores de Almonte. Los pozos, por los que se extrae demasiada agua en el parque nacional, tienen hasta 60 metros de profundidad.
El problema son los pozos y campos ilegales
«Tiene que haber un equilibrio entre la conservación de la naturaleza y la agricultura», dice Camaro de WWF, quien ha estado luchando para proteger el humedal durante más de 20 años. “Si tan solo hubiera alrededor de 10.000 hectáreas de tierras de cultivo legalmente regadas en la zona, quedaría suficiente agua para Doñana”. Pero en los últimos años, los agricultores han perforado ilegalmente pozos de los que se extrae agua para unas 1.600 hectáreas de igual área. tierra cultivable ilegal. “Estas extracciones adicionales acabarán con el parque nacional”, teme Camaro. Según la autoridad del agua, cientos de estos pozos ya han sido sellados, pero los agricultores simplemente están perforando otros nuevos.
Hay respuestas muy diferentes a la pregunta de cómo esto es posible en un estado de derecho. Según Camaro, algunos agricultores de la región simplemente han ampliado un poco sus áreas legales, siguiendo el lema «Todo saldrá bien». “Si un agricultor que extrae agua ilegalmente de repente maneja un auto más grande y puede comprar una casa de vacaciones junto al mar, entonces el vecino hará lo mismo”, observó. Delgado reporta algo similar. «Simplemente hicieron lo que querían. Rápidamente talé un trozo de bosque por la noche y luego planté nuevos campos de fresas”, dice. Este no es el caso en Almonte, pero sí más al oeste, hacia Huelva.
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