El plan de ahorro energético, fuertemente criticado por la oposición, entró en vigor en España a medianoche. Desde el miércoles, todos los establecimientos públicos, así como tiendas departamentales, cines, oficinas, comercios, hoteles, estaciones y aeropuertos del país podrán enfriar sus locales a no menos de 27 grados.

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Sin embargo, las tiendas con empleados particularmente exigentes físicamente, como bares y restaurantes, pueden configurar el aire acondicionado hasta 25 grados. Durante el próximo invierno, los interiores se pueden calentar hasta un máximo de 19 grados.

El real decreto de «medidas urgentes» del gobierno de izquierda debería permanecer en vigor hasta el 1 de noviembre de 2023. Con estas y otras decisiones, que solo se tomarán tras el parón estival, España quiere cumplir los compromisos asumidos en el marco del plan de contingencia de la UE.

Al igual que otros gobiernos, Madrid inicialmente se opuso al plan, pero finalmente lo aprobó después de hacer concesiones. Como resultado, se espera que España reduzca su consumo de gas entre un siete y un ocho por ciento, mientras que la mayoría de los demás países de la UE se espera que ahorren un 15 por ciento.

Entre otras medidas, las tiendas y establecimientos con sistemas automatizados deberán mantener sus puertas cerradas para evitar la salida de aire frío o caliente, según la temporada. La iluminación de oficinas, escaparates y monumentos que no se utilicen debe apagarse después de las 22:00 horas. Varios gobiernos regionales se han quejado de que esto conducirá a menos consumo y más inseguridad.

Pero aún no se ha dicho la última palabra: la jefa del Gobierno conservador de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quiere demandar al Tribunal Constitucional contra el plan de austeridad. (dpa)